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Por Marga AlbertÃ
31/8/09.- La temporada alta ha concluido y el sector se mantiene más que ningún otro año a la espera de lo que le depare septiembre y octubre para comprobar hasta dónde llega el descuadre en las cuentas. Las reservas de último minuto han salvado el verano –muy de último minuto, incluso de un dÃa para otro, arruinando cualquier previsión razonable- como recurso que ha permitido a muchos pequeños y no tan pequeños empresarios no dar al menos el ejercicio por perdido. No es mucho tratándose del turismo, uno de los motores que sostienen el PIB en España, pero podrÃa haber sido peor. Con todo, los sÃntomas de que las cosas siguen sin ir bien son cada vez más llamativos. En la Costa Tropical, Granada, los hoteleros no aceptan por las buenas que se adelante al 10 de septiembre el inicio del curso en los colegios de la región, lo que da una idea de hasta qué punto este año está siendo crucial el peso del mercado interior en la factura final de muchos establecimientos. En Ibiza, bandera española del turismo de sol y playa, muchos hoteles se disponen a adelantar el cierre a la primera quincena de octubre y los empresarios se conforman si en septiembre la ocupación llega al 70%, porque supone ‘sólo’ cinco puntos menos que hace un año, y son conscientes de hasta qué extremo ha habido que sacrificar los precios para conseguirlo. Las expectativas, en resumen, se han rebajado mucho. Tanto ha sido el pesimismo que desde principio de año planeaba sobre la temporada que al final ha habido un cierto alivio con las ocupaciones obtenidas, aunque sea sólo porque por fin termine agosto. PodrÃa decirse con cierto optimismo que mañana será otro dÃa –y la de 2010, otra temporada-, pero queda aún el tremendo interrogante que plantea al sector la gripe A. Un factor que puede comprometer no sólo los últimos meses del año turÃstico, sino también el invierno y que deja entre brumas lo que pueda suceder el año que viene.
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