Por Vivi Hinojosa
Madrid. 25/02/2011.- Las compañías aéreas no ganan para sustos. Cuando ya parecía que tenían encarrilado su segundo ejercicio consecutivo sin números rojos, y aunque la previsión de IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) apuntaba a un beneficio neto de 9.100 millones de dólares (unos 6.617 millones de euros) que representaban un descenso del 40 por ciento con respecto a los 15.100 millones (10.980 millones de euros) de 2010, el fantasma de la escalada de precios del petróleo vuelve a aparecer en el horizonte.
Con el precio del barril de Brent por encima de los 111 dólares a media sesión de hoy, y tras rozar ayer los 120 dólares, su nivel más alto de los últimos 30 meses, las cuentas de la patronal aérea internacional ya no salen. Y es que, según los datos que maneja IATA, por cada dólar que sube el precio medio del petróleo, el gasto en queroseno del sector aéreo internacional se incrementa en 1.600 millones de dólares (1.163 millones de euros).
En casos como éste, cada vez más frecuentes, no nos cansamos de repetir el sentimiento de impotencia de trabajadores y responsables del sector cuando el turismo se ve afectado por factores externos sobre los que no puede ejercer ningún control. Y, lamentablemente, una vez más se confirma el axioma.
Ahora a las aerolíneas el único margen de maniobra que les queda es el de aplicar el incremento de costes a sus precios, aunque lo tienen muy difícil dada la situación de un mercado tan competitivo y con una demanda aún débil. La otra opción es jugar con sus seguros de combustible, sobre los que las compañías guardan celoso silencio para no dar pistas a la competencia. De momento lo único positivo es que estamos en temporada baja con un reducido número de vuelos en el mercado, pero nadie sabe cuánto se alargará la inestabilidad en los países del Magreb.
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