¿Amigos para siempre?

 

Por Jonatan Serrano

Málaga. 23/07/09.- Resulta digno de mención, sobre todo en estos tiempos de competencia descarnada en los que nos ha tocado vivir, que la antaño compañía de bandera rojigualda, o sea Iberia (aunque tampoco conviene olvidar a Vueling y Air Europa), le echase el otro día una mano a RENFE y que no fuese precisamente al cuello, como hasta el momento solía suceder. Ante el corte de la línea ferroviaria entre Madrid y Barcelona, provocado por los malditos incendios que azotan verano tras verano nuestra inigualable geografía, la renqueante aerolínea fue la primera en pegarle un toque a los de RENFE para ofrecerse a ayudar en las labores de traslado de los más de 6.000 pasajeros que se quedaron compuestos y sin tren debido al fuego. De hecho, uno casi se imagina la conversación, con el añorado Miguel Gila como protagonista: ‘Buenas, ¿está RENFE? Que se ponga. (Segundos de espera). ¿RENFE? Oyes, que aunque la semana pasada nos estuvimos despellejando vivos porque tenéis mucho morro con esos precios que suponen una competencia desleal y huelen a subvenciones estatales que apestan, no vamos a dejar tirados a vuestros clientes que, al final y al cabo, no tienen culpa de nada los angelitos. Dime qué necesitas y hacemos un receso en esta guerra que llevamos librando desde que nos hundisteis el Puente Aéreo con vuestros trenecitos supersónicos’.

Y es que da igual que Iberia, y el resto de aerolíneas y empresas de transporte terrestre que llegaron a reunir hasta 123 autobuses, hiciese ese gesto como campaña de imagen, para promocionarse o para demostrar, aunque sea de mentirijillas, que no sólo les importa la pela. La cuestión es que miles de viajeros que se habían quedado en la cuneta (¿las vías de tren tienen cuneta? Mmmmm…) fueron literalmente rescatados por una entente cordial entre empresas cuya enemistad parecía irreconciliable y que esperamos se extienda en un futuro. Porque lo importante es la imagen que se ha dado no sólo a los españoles sino al mundo, una imagen de un país que se pone las pilas cuando toca. Y el miércoles tocaba.