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EDICIÓN ESPAÑA

La culpa la tiene solo el tiempo

 

Tomás CanoPor Tomás Cano

Palma. 22/11/10.- “La culpa la tiene solo el tiempo. Todos los hombres se tornan buenos, pero ¡tan despacio!” (Browning)

Hablo con tantos directores o gerentes de compañías aéreas, les cuento mis vicisitudes por este sector y lo que está pasando, que me miran con caras de sorpresa, yo diría asombro y satisfacción, esa satisfacción del que dice para sus adentros pobre “bestia negra del sector”.

 

No compartimos ya nada de lo que a mi me preocupa o me ha preocupado en la vida; solo he vivido por y para la aviación, no se hacer otra cosa, que quieren que les diga. Me he dado cuenta que tal vez mi punto de vista de la aviación me ha llevado a carecer de amigos, ninguno. A pesar de todas las personas que he llegado a conocer, al final solo han sido empleados míos o simplemente colaboradores, en los que yo veía un atisbo de amistad después de los años, pero ni eso me queda hoy, sólo mis recuerdos; eso me permite vivir la vida dos veces, cuado reflexiono.

 

Cuándo discuto la importancia del equipo humano, de que merecen más de lo que hoy han conseguido, que no es otra cosa, que en muchos casos estar en el paro, cómo una empresa puede destruir familias enteras, me echan en cara que todos a los que defiendo no han hecho más que crear una leyenda sobre mí que no me ha traído nada bueno para mi propia familia ni para mi mismo, a pesar de ello sigo discutiendo e intento no enseñarles nada, sino explicarles desde mi experiencia; no puedo convencerlos, hoy hay que dirigir una empresa, cobrar el sueldo más alto posible y utilizar a la gente como simples peones: cuando no te sirven o te cansas simplemente, prescindir de ellos. Una vez le expliqué a uno de ellos que uno de los gerentes de una de las empresas más importantes de este país me hizo llorar, no como una mujer, como un hombre ante la impotencia de mantener a mi propia familia. Sonrió ante mí con esa prepotencia que llevan todos los que están por encima del bien y del mal, y sobre todo tienen el poder.

 

Me decía recientemente uno de ellos, que porqué cuando escribo lo hago sobre los empleados y no defiendo a los poderosos: ¿Qué te han dado los empleados a ti en tu vida? Nada. Solo te han servido para que dijeran que tienes dinero fuera de España o fincas en México, no creo que merezcas nada más que lo que te has ganado a pulso por las causas perdidas.

 

Yo le replicaba que no hay más que una manera de ser feliz, vivir para los demás, porque solo con ellos, los demás, se pueden construir los sueños y luego las empresas.

 

Adiós, Air Comet, Futura, Airclass y otras muchas más, solo por la maldad y en algunos casos la incompetencia, desde mi punto de vista, de los que han estado al frente.

 

En fin, nunca podré estar de acuerdo con ellos y moriré así, y me llevaré conmigo mis éxitos y mis fracasos pero orgulloso porque todas esas partes forman parte de vida y mi vida es mi vida y por lo tanto yo soy responsable de ella, junto al destino que Dios me ha abierto siempre. Al final casi siempre repito la misma frase: “Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón seguirá hablando”.

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