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Por Jonatan Serrano
Málaga. 7/1/10.- Si cada vez que he escuchado a algún profesional del sector turÃstico decir que Fitur se ha convertido en una mera ‘hoguera de las vanidades’ me hubiesen dado un euro ahora tendrÃa una situación económica más que desahogada. Desconozco quien fue el primero en acuñar dicha descripción, pero si hubiese tenido el ‘reprÃs’ de haber acudido raudo y veloz a la SGAE a registrar derechos de autor sobre la frasecita de marras el tÃo (o tÃa) estarÃa podrido de pasta. Y con lo riguroso que se ha puesto últimamente RamoncÃn, perdón la SGAE, y gracias al uso del Ojo de Sauron que todo lo ve, probablemente no tendrÃan que trabajar ni sus bisnietos.
No se discute que esta descripción no se ajuste en parte a la realidad, pero es que en cuanto más de dos ‘personas humanas’ (Rouco Varela dixit) se reúnen en un mismo habitáculo todo, e insisto todo, se tiñe de ‘hoguera de las vanidades’. Lo cierto es que citas como Fitur siguen siendo muy necesarias aunque ya no sean imprescindibles como antaño, gracias principalmente a la sociedad de la comunicación globalizada en la que vivimos y morimos en la actualidad. El cara a cara a la hora de hacer negocios sigue siendo un aspecto clave y por mucho que nos empeñemos no es lo mismo que una videoconferencia o un intercambio de e-mails, salpicados de frialdad y distancia. Además, con la reducción del espacio expositivo respecto al pasado año como mucho serÃa un ‘fuego de campamento de las vanidades’… ¿no?
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