Las torres del oro

Por Fernando Urrea

Madrid. 14/07/11.- El organismo europeo de control aéreo ha confirmado lo que era un secreto a voces en los últimos meses: los retrasos en los aeropuertos españoles no son tan atribuibles a las compañías como a los controladores. No termina de resolverse el conflicto en las torres (de oro) de control, y quizá la crisis se cerró en falso porque está muy bien llegar acuerdos de sueldos desproporcionados y de agravio comparativo, reducir costes y racionalizar tiempos y sistemas de trabajo, pero los controladores mantenían que la plantilla era escasa. Ahora Eurcontrol ha destapado las deficiencias en la fluidez de movimientos y cumplimiento de slots, que pueden ser producto de niveles de productividad inadecuados y de falta de personal.

En cualquier caso, AENA tiene mucho que explicar porque ya han pasado muchos meses desde el último conflicto y ya deberían aparecer los primeros frutos de los planes de formación de nuevos controladores, las privatizaciones parciales de los centros de seguimiento y control, la adecuación de las plantillas al aumento del tráfico aéreo, que ya se preveía en invierno por las solicitudes de las compañías. Las torres de oro, precisamente por ser de oro, tienen que se eficientes.

El funcionamiento de los aeropuertos en fundamental para el engranaje del tráfico aéreo comercial y cualquier retraso puede provocar un desequilibrio que afecte seriamente a los intereses de las compañías, de los agentes turísticos, a los viajeros. Y además, esos niveles de demoras en los principales aeropuertos españoles lanzan a Europa y al mundo una imagen distorsionada de la que debería de dar la segunda o tercera potencia turística mundial.

Y ya está bien del intercambio de pelotas. Alguien tiene la culpa de los retrasos y alguien tiene que apechugar con la responsabilidad. El ministro José Blanco hace mucho tiempo que no habla de este conflicto. Ya es hora de que afronte el asunto.