Lo que le faltaba al sector aéreo

 

Por Jonatan Serrano
Málaga. 11/09/09.- Está claro que eso de volar todavía no forma parte del genoma humano, seguramente porque que se sepa ningún ser humano ha desarrollado alas más allá de las que lucen algunos productos de higiene íntima femenina. Está claro que para muchos sigue siendo cosa de brujas y magos y que si (inserte aquí su divinidad preferida, que no queremos ofender sensibilidades) no nos dotó con extremidades emplumadas es pues con los pinrreles en tierra donde el neandertal y sus posteriores evoluciones debe permanecer. Y es por eso, por esa mezcla entre tecnología, física, ocultismo y ensoñación, que por desgracia el sector aéreo se ha convertido, insisto por desgracia, en la principal caja de resonancia de la sociedad de finales del siglo XX y principios de este nuestro milenio. Es decir, si usted quiere aparecer en todos los informativos del planeta sin pasar por Gran Hermano, secuestre un avión y tendrá primera plana universal, ya que todo lo que sucede relacionado con uno de nuestros mágicos pájaros de metal se magnifica hasta la locura y el histerismo. Como si el sector no tuviera ya suficiente…

El último ejemplo es el del Hugo Chaves de tres al cuarto que secuestró recientemente un avión en México. El iluminado dice ser pastor evangelista y que el Altísimo (no, no nos referimos a Pau Gasol) le había ordenado realizar tan cruel maniobra para llamar la atención sobre su mensaje (claro que con sus antecedentes de drogadicción y alcoholismo entendemos mejor eso de las visiones mesiánicas). Por eso no entiendo cómo es posible que al final encima le diesen un micrófono y le permitiesen hablar al aborto de terrorista este, que soltase ante todo el mundo su verborrea metafísica, cuando lo único que tendría que haber visto este personaje son los barrotes de la cárcel e inmediatamente después a un loquero. Pero claro, si el chalao vuela en avión entonces no sólo hay que escucharle sino dar cancha a su tormenta mental, para ver si así se anima otro enfermo de la azotea a liar el pollo siguiendo el ejemplo del ínclito bolivariano. Qué vergüenza de humanidad sin alas.