Por Marga Albertí
26/5/11.- Bancos y cajas están dispuestos a deshacerse de su stock de viviendas vacacionales y no solo comienzan a tirar precios, sino que dan a los compradores las facilidades de financiación que niegan a las empresas. Es llamativo que las viviendas con los precios más bajos del mercado sean frecuentemente las gestionadas por entidades financieras que se han adjudicado su promoción.
Esta práctica puede constituir el inicio de otra distorsión del mercado si en cuanto la demanda crece lo suficiente los precios también suben y las condiciones de pago siguen “mejorando”. Empleo las comillas porque todos sabemos –y padecemos- lo fácilmente que se engaña a quienes están deseando vivir por encima de sus posibilidades.
Pero no son las únicas víctimas. Esta competencia que no merece otro calificativo que desleal perjudica gravemente a los constructores, sobre todo a los pequeños, y al sector hotelero. Este último se halla en plena lucha titánica por subir precios y no podría competir con un sector vacacional dispuesto a todo. Y se extiende en connivencia con el propio Gobierno de España, que con la consabida zanahoria de los precios bajos, y como si en los tres últimos años no hubiera aprendido nada, recorre Europa promocionando las segundas residencias que aquí no tienen salida.
El sector financiero sigue tirando de los hilos y está lejos aún el tiempo en que limite su radio de acción a fomentar el ahorro -su cometido original- y deje de provocar desequilibrios a nuestros bolsillos buscando guarecer los suyos.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo