Por Tomás Cano
Palma. 9/06/10.- No se que decir. Estoy asustado de que alguien en este país pueda hacer semejantes manifestaciones: que en el aeropuerto de Alicante puede producirse un accidente aéreo. Para ello esta tarde voy a utilizar palabras de Góngora y Quevedo, porque todavía en este momento no puedo creerlo. Que me perdonen estos incunables del mal uso que hago de sus plumas.
“Oh, corvas almas. Oh, facinerosos espíritus furiosos. Oh, varios pensamientos insolentes, deseos delincuentes, cargados si, más nunca satisfechos; alguna vez cansados, ninguna arrepentidos, en la copia crecidos, y en la avaricia desesperados. De vuestra vanidad, de vuestro vuelo.
Por milagro nos ofrecen desde Alicante la mortaja y el cordón. Por matar, matan las luces y sino les alumbra el sol, como murciélagos viven a la sombra de un rincón.
En el precio, el favor; y la ventura, venal; el oro, pálido tirano; el erario público, sacrílego y profano; con togas, la codicia y la locura”.
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