Por Fernando Urrea
Madrid. 11/07/11.- Que el Barça llegue a promocionar el destino España es algo más que una utopía. Tienen que cambiar muchas cosas en ese club. El Real Madrid ya lo hace y lo hará, no por amor al arte, sí por colaboración económica. El Barça promocionará Barcelona o Cataluña por dinero y, si me apuras, por amor al arte. O a lo que sea.
Quien haya seguido la eliminatoria de tenis Estados Undios-España en Austin no ha tenido más remedio que leer en fondos de la pista, laterales, respaldo de los banquillos de los tenistas y otros puntos estratégicamente visuales frases sobre Madrid como destino turístico. En competiciones internacionales de fútbol de selecciones españolas en la publicidad estática y en movimiento aparecen el eslogan del turismo español. El deporte de élite y la gran competición son eventos de gran proyección mundial, instrumentos especialmente interesantes para la promoción turística. Ahí están los patrocinadores de la Roja, de Alonso y Ferrari, del Movistar en el Tour o los más modestos de marcas y destinos en las camisetas de los equipos de futbol.
El fútbol del nivel de la Liga vende. El Madrid vende lo mismo que el Barcelona, pero, ay, el Barça es de Cataluña y su presidente suele ser nacionalista por convicción o interés. Ahí está el caso del inefable Laporta, que utilizó el club para meterse en política. Sin haber utilizado al Barça, Laporta no sería hoy diputado en el Parlament.
Si el Barça quiere mantener ese tópico politizado de que es más que un club, nunca accederá a pasear por el mundo el nombre de España. Las cosas, como son.
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