Por Marga Albertí
15/3/11.- Si la reunión del 26 de marzo entre Rodríguez Zapatero y los grandes empresarios españoles sirviera para algo, habría que preguntarse con qué criterio el presidente del Gobierno de nuevo incluye a unos y excluye a otros. Si fuera determinante la contribución que los distintos sectores han tenido en el estallido de la burbuja inmobiliaria, convocar a banqueros y constructores para analizar la marcha de la economía española podría considerarse como poner al zorro a cuidar de las gallinas, ¿no? Pues se les convoca, y por segunda vez. Seis bancos y cajas y entre ellos Caja Madrid, que a través de Bankia genera casi la mitad de los 14.000 millones que las entidades necesitan para cumplir con la ley de Reforzamiento del Sistema Financiero. Como para no dar lecciones a nadie. La representatividad tampoco es la clave, ya que al excluir a la patronal de las pymes se da portazo al 95% de las empresas españolas, que generan la mayor parte del empleo en este país. Se convoca a la nueva CEOE, pero si hay que hablar de la necesidad de ligar los salarios a la productividad o de cualquier otra cuestión que horrorice a los sindicatos, que les coloque al mismo borde apocalíptico de otra huelga general, no invitar a Gerardo Díaz Ferrán es un error de bulto que pasará factura. Han perdido a un poderosísimo aliado. Respecto al sector turístico, no cabe duda de que son todos los que están pero no al revés. ¿Por qué Iberostar o Barceló no y Globalia sí? Cotizar en bolsa tampoco es el criterio. Más bien parece la lista de invitados a un bodorrio de alto copete, de esos que se celebran en El Escorial y en los que se pergeñan campañas políticas. Eso o la pura arbitrariedad. Y todo para hablar del pacto del euro, que ya se anticipa descafeinado.
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