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Por Gabriel Hilton
Los datos de NH no han podido ser más negativos. Muy por encima de las previsiones más pesimistas Y ello después de vender antes del cierre del ejercicio parte de las rémoras que acucian a la cadena presidida por Gabriele Burgio. Ya lo adelantó el compañero Miquel Mesquida la semana pasada.
O sea, que no exageraba un ápice la revista Preferente cuando en la portada de la edición de enero de este año indicaba que NH era un gigante con los pies de barro. Es más, la revista decana del turismo español se quedó corta: los números rojos eran aún peores de lo pronosticado.
Sin hacer sangre: NH va a la deriva. Los socios están que trinan. Las cajas aguantan porque no les queda más remedio. Pero no serÃa extraño que en breve rondaran cabezas. Hace falta liquidez a toda pastilla. Las ventas en Latinoamérica de las que hablaba Mesquida es pan para hoy y hambre para mañana.
No sabemos qué opinión tiene de la situación el accionista privado de referencia, pero sà la de las cajas: van a exigir explicaciones claras y convincentes. No están estas entidades para más problemas de los que ya tienen. Hoy los activos hoteleros valen lo que producen. Y los de NH no pueden rentar menos.
Es sorprendente lo que está pasando en una cadena que fue ejemplar. Otras remontan y NH va a menos. Y de forma descendente. Y sin timón. Pierden decenas de millones de euros y entran en querellas menores. Y algún segundo de GB barajando cosas poco edificantes.
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