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Por Jonatan Serrano
2/10/09.- Desde las páginas de la revista Preferente se lleva años advirtiendo del virus de sobreoferta que padece nuestra industria hotelera. Expertos, profesionales, estudiosos y hasta algún que otro polÃtico han advertido por activa y por pasiva que también se puede morir por una indigestión de éxito y que seguir con este descontrolado crecimiento de la oferta no harÃa más que matar la gallina de los huevos de oro (o la oca, que a esa la revientan para el paté y es más gráfico). El último en dar un toque de atención ha sido Juan Molas, insigne presidente de la CEHAT, quien considera de forma muy acertada que de cara a 2010 no se deberÃa incrementar la oferta hotelera y por el contrario sà mejorar la comercialización. Pero seamos francos (mejor sinceros, que da menos yuyu), la moratoria deberÃa durar al menos un lustro, tiempo en el que no sólo ya se habrÃa salido de la crisis (en principio, que con ZP nunca se sabe) sino en el que podrÃamos comprobar si el sector ha sido capaz de asimilar el crecimiento de camas de los últimos años, los años locos del ‘cemento a go-gó’.
Pero no, no sólo no se va a producir moratoria alguna en la construcción de hoteles, sino que para más inri el otro dÃa nos desayunábamos con la noticia de que tan sólo AndalucÃa tiene registrados en la actualidad cien proyectos de nuevos hoteles. Eso sin contar las actuaciones iniciadas en 2009 y que ya han elevado “en un 4,1% las plazas hoteleras de la comunidad, que ya se cifran en 276.141 plazasâ€. Anonadado, perplejo… ¡pero si nos salen las camas por las orejas! Y si preguntas cómo es posible que los inversores no vean lo mal que está el patio, te espetan eso de que el proyecto responde a un estudio de mercado positivo acompañado de un plan de viabilidad que asegura prácticamente una rentabilidad infinita y celestial. Más anonadado, más perplejo…
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