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Por Marga AlbertÃ
19/1/10.- El nuevo modelo de gestión de AENA no ha tenido finalmente la trascendencia que muchos esperaban. Aunque se presenta como un gran cambio estructural y en los llamados “aeropuertos singulares†las decisiones estratégicas se adoptarán por mayorÃa cualificada, la gestión seguirá estando en manos públicas y en lo esencial poco variará el panorama respecto a lo que hay ahora. No deja de ser curioso que la gestión descentralizada fuera esperada como agua de mayo en algunas comunidades autónomas para mejorar los alicaÃdos indicadores turÃsticos y sea precisamente la dependencia del turismo el gran argumento esgrimido por el Ministerio de Fomento para seguir manteniendo el modelo de aeropuertos en red. El objetivo es conseguir que AENA sea rentable y dar respuesta urgente a las aerolÃneas, por este orden y con capital privado o sin él, pero el asunto no es fácil. Más repercusiones tendrán algunas cifras que se han puesto de manifiesto a propósito de la presentación del nuevo modelo. El ministro de Fomento ha destapado datos escalofriantes correspondientes a 2009 sobre las pérdidas operativas de los aeropuertos de Madrid y Barcelona, que supuestamente ‘tiran’ de casi todos los demás. Y en un ejercicio de psicologÃa inversa, Blanco ha puesto en el disparadero de la opinión pública los elevados sueldos de los controladores aéreos como si no fuera AENA, es decir Fomento y los titulares de las últimas legislaturas, quienes en última instancia los hubieran tolerado. En un paÃs que se aproxima a los cinco millones de parados es peligroso e irresponsable despertar semejantes antipatÃas y seguramente el sueldo medio de un controlador esté lleno de matices en función de factores como experiencia, aptitudes, responsabilidad y dedicación. La polÃtica no serÃa una actividad tan lucrativa si los sueldos institucionales se midieran por el mismo rasero.
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