Roma no paga traidores

Por Tomás Cano

21/6/10.- Que si Gonzalo Pascual, que si Gerardo Díaz, día si día no, la turba no se pregunta dónde están los directores generales de sus empresas que han contribuido a esta locura. Empezando por Air Comet y terminando por las demás.

No tengo relación personal con ninguno de los dos y los dos son responsables de semejante desastre, pero dónde están sus directivos, yo les diré se fueron casi todos muy poquitos meses antes de la catástrofe que ellos mismos en connivencia con los dueños, ha desatado esta grave situación de un gran imperio turístico, echarles a Gonzalo y Gerardo toda la culpa es injusto.

Como dijo Thackeray esos directivos se creen sordos desde que no oyen hablar de su gloria.  Si había que abandonar el barco había que hacerlo cuando las cosas no se hacían bien no antes del naufragio.

Yo francamente no creía en la maldad gratuita, pero ha medida que los años me acercan cada día más al final de mi vida vas creyendo en ella. El sector turístico por más que se empeñen algunos ya no produce asuntos, que no es lo mismo que noticias.

Fíjense por ejemplo no sólo en Marsans, vean y pasen: traidores hay en todas partes, sino que se lo pregunten a los de Futura  una compañía aérea con treinta aviones o algo así, personajes como Román Pané, Andrés Negre, simplemente se llevaron a la tumba a la propia empresa y a Airclass, otra línea aérea de calado pequeño. Me pregunto dónde está la turba, probablemente  sentada y reconociendo encima que eran los mejores, falsa impresión porque el error habita en un mismo y de pronto te traiciona.

Pero déjenme que me acerque al territorio de la desmemoria y permítanme que utilice unas palabras de Juan Cruz: “Lo cierto es que la vida te va llevando de un asunto a otro y en todos los asuntos hay esquinas que tu crees haber arreglado, y de todas sales herido o más solo. Tener razón, cargarse de ella, arrojarla contra otros, aliviarte de tu propio rencor, pero desde el  rencor no se reconcilia, ni se estimulan sentimientos nuevos”. Y es cierto pero a mí mientras la gente me vapulea constantemente, me permite seguir viendo que las esquinas no están arregladas y el sentirme herido por esas esquinas, y  muchas veces por los propios traidores, hace que escribir me alivie si quiera un poco.

Ya que estamos en el territorio de la desmemoria, quisiera mencionar aquí la vil traición a la que fui sometido por Javier Taibo, Bartolomé Cursach y Juan Eugenio González Moro en Centennial, que la destruyeron para crear BCM y destruir esa empresa nueve meses después, sin haber conseguido nada, solo la destrucción por la destrucción.

Yo propongo pues, ya que Roma no paga traidores que les concedamos a todos ellos una medalla, en la que explícitamente se diga yo soy un traidor, y para el caso de Javier Taibo, un medallón o sea una medalla más grande para que cuando salga de casa lo haga con la cabeza baja por el peso del medallón  y le de vergüenza tener que llevar en esa posición su cabeza. Perdonen pero dudo que él y los demás traidores tengan o hayan tenido jamás vergüenza de haberlo sido, o de seguir siéndolo.