Por Raúl Huerta
Madrid. 16/03/11.- Un lobby es por definición un grupo de personas o empresas que intentan influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de determinados intereses. El turismo en España nunca ha contado con un lobby propiamente dicho. Los diversos segmentos: hotelero, emisor, aéreo… han presionado por su cuenta por sus propios intereses a través de las diferentes patronales. Pero ahora la CEOE busca ocupar este hueco vacío con su Consejo del Turismo y para ello ha nombrado como vicepresidentes a Rafael Gallego, Miguel Mirones, Sebastián Escarrer y Abel Matutes.
Se trata de un paso natural, aunque no deja de resultar paradójico que se haga ahora y no cuando la patronal de los empresarios estuvo presidida por un empresario del sector turístico, como Gerardo Díaz Ferrán, y que tenía en la dirección de la Comisión de Turismo a su socio Gonzalo Pascual. Es algo natural porque la CEOE sí cuenta con la fuerza para influir en la toma de decisiones políticas respecto al sector turístico, no como los otros simulacros de lobby como Exceltur o la Mesa del Turismo que se mueven en tierra de nadie y que se dedican casi exclusivamente a publicar estudios y dar conferencias, pero de presión y defensa de los intereses turísticos, poco.
Estos entes no tienen fuerza ninguna para influir en la toma de decisiones y en numerosas ocasiones han reaccionado muy tarde a las necesidades del Sector, si es que lo han llegado a hacer. Por este motivo, el lobby al que aspira la CEOE se vuelve muy necesario para un sector huérfano de un padre que luche por sus derechos como industria puntera de la economía española y que, a pesar de ello, ha ido perdiendo fuerza en la toma de decisiones.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo