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Por Vivi Hinojosa
02/09/2009.- Vuelta de vacaciones y lo de todos los años: depresión postvacacional, el duro regreso a la rutina, volver a madrugar, habituarse a pasar ocho horas delante del ordenador, cientos y cientos de mails esperando a ser leÃdos... Lo de siempre. Bueno, lo de siempre no. El 90 por ciento de esos correos electrónicos sin abrir tienen un mismo asunto: oferta. Están plagados de promociones especiales y precios sin igual. Da igual el segmento turÃstico o la empresa que sean, todos recurren a lo mismo para atraer clientela. Y una, al leerlos, no puede evitar pensar “uy, pues sà que deben de estar mal las cosas si compañÃas de peso de cualquiera de los sectores se han pasado el verano lanzando ofertas y promocionesâ€.
Y la temporada baja se presenta peor, porque si en la alta han tenido que recurrir a bajar sus precios hasta lÃmites insospechados, cuando el viaje vacacional es la base de los hábitos veraniegos del españolito de a pie, qué no tendrán que hacer estas mismas empresas para animar a la demanda a continuar viajando en los próximos meses, y más con la amenaza de la gripe A en el horizonte. Y mientras, las rentabilidades por los suelos. Con este panorama me vuelvo a la playa, aunque sólo sea para reactivar el mercado.
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