Unidos por Málaga

 

Por Jonatan Serrano
03/09/09.- En estos tiempos marcados por la permanente crispación política y por enfrentamientos subidos de tono entre agrupaciones de distinto signo ideológico, una coyuntura heredada de las elecciones del tristemente famoso 11-M que pareció volver a partir en dos a ‘esta España mía, esta España nuestra’, resulta del todo gratificante ver como administraciones de distinto color, y casi se podría decir que de sabor y textura, son capaces de aparcar irreconciliables diferencias filosóficas para unir fuerzas, unificar criterios y pergeñar una iniciativa que básicamente redundará en el bien de la sociedad a la que dicen servir (aunque algunos se empeñen en servirse de ella…). Vamos, que parecen haberse dado cuenta de que es mejor repartirse las medallas, salir todos en la foto y hacer algo tangible para los ojos y oídos de la ciudadanía, que quedar como Gollum y su ‘tessssssssoro’, no dar trabajo al fotógrafo y culpar al del otro lado de la trinchera de que no se haga nada. En otras palabras, que esta vez han decidido quedarse todos satisfechos y no arrojar a la emeretriz al río.

En este caso la iniciativa es el Plan de Turismo de Málaga y los actores principales no son otros que el Ayuntamiento pepero de la capital y los sociatas de la Junta, la Diputación provincial y el Patronato de Turismo de Málaga, tal y como publica la revista Preferente en su edición de este mes. Es un proyecto que pretende convertir a la ciudad malagueña en un destino turístico en sí mismo, auparla al nivel de otras capitales andaluzas mejor explotadas turísticamente (véase Sevilla o Granada) para que deje de ser un mero hub, un simple centro de distribución de los turistas que llegan a la capital pero cuyo destino último suelen ser las localidades costeras de la provincia. Y encima el plan presenta la mayor dotación presupuestaria que recibe una ciudad andaluza, por encima del que se firmó anteriormente con Sevilla, que tiene un color especial… mente colorao. ¿Nos hemos vuelto todos locos o es que por fin se ha instalado algo de cordura en nuestra vida política? Esperemos que lo segundo, claro.