Yerba en el aeropuerto

Por Fernando Urrea
4/6/10.- No están de acuerdo los accionistas del aeropuerto de Ciudad Real ni por la suspensión de pagos ni por los tres administradores designados por el juez. Mantienen todavía que el aeropuerto es viable, aunque su funcionamiento dependiera de unos préstamos bancarios no concedidos y de una subvención oficial no concedida, y que los administradores judiciales no ayudarán a la continuidad de la actividad de “un negocio muy especial” del que tienen escaso conocimiento. Intentan que no vuelva a crecer la yerba donde posiblemente era zona para yerba, no para una aventura aeroportuaria. Sin entrar en profundidades de interpretación jurídica, el administrador en un concurso de acreedores es el representante y auxiliar del juez que lleva el caso, no del deudor, aunque tenga la obligación de mantener el patrimonio. Tampoco es representante del acreedor, aunque esté más próximo a él porque con su buena administración intenta que los acreedores cobren sus deudas. Dicho esto, si hay tres administradores judiciales, encargados de administrar el patrimonio y de ejercer funciones de asistencia y vigilancia en la gestión de los bienes, parece lógico que el juez incluya en el trío alguna persona que los acreedores consideren con aptitudes para mantener activo “un negocio muy especial”. Otra cosa es que se tienda a la liquidación patrimonial. En el reciente caso de intervención judicial de una cadena hotelera, el administrador judicial es un experto de la propia sociedad intervenida. Es deseable, y no les falta razón a los accionistas del Aeropuerto de Ciudad Real, que al menos uno de los administradores entienda de tan especial negocio. Pero que no se les olvide que la culpa es de su consejo de administración por un proyecto de más que dudosa viabilidad sin ayudas públicas, por unas deudas intratables y por una desafortunada gestión. Es lo que trata de enmendar el juez.