Por Fernando Urrea
Los pilotos de Iberia, apoyados por el Sepla, han sido tradicionalmente una especie tribal de intocables, un grupo corporativo que ha ido más allá de la relación contractual con su empresa y que ha intentado marcar pautas de funcionamiento y  de proyectos con la fuerza que les da su
Por Fernando Urrea
Los pilotos de Iberia, apoyados por el Sepla, han sido tradicionalmente una especie tribal de intocables, un grupo corporativo que ha ido más allá de la relación contractual con su empresa y que ha intentado marcar pautas de funcionamiento y  de proyectos con la fuerza que les da su capacidad de paralización de vuelos. Ahora han sorprendido por su actitud negociadora, aparentemente implicados en el futuro de una aerolÃnea que ya no es independiente y en la viabilidad de un proyecto como es el de la creación de una lÃnea de bajo coste para contrarrestar la irrupción de compañÃas nacionales y extranjeras en el flujo de viajeros desde aeropuertos domésticos y europeos al gran distribuidor internacional de Barajas. Parece que no les falta razón a los pilotos cuando prefieren que sea la propia marca Iberia la que habilite aviones y rutas para operaciones de low cost. Y, lo más sorprendente, que el sindicato acepte que los nuevos pilotos que accedan a esos aviones y rutas, tengan salarios razonablemente ajustados a la nueva situación. Algo ha cambiado en los pilotos de Iberia, algo ha cambiado en el Sepla. Habrá que esperar a ver si es sentido de empresa y responsabilidad o acomodación a unas circunstancias, a unas directrices laborales, que a partir de ahora también marcará British. Pero no suena mal la nueva música de los pilotos.
capacidad de paralización…
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