Playas paradisíacas, una tumbona o un billete en primera. Ese podría ser el atrezzo de cualquier influencer que, día a día, presume de vida a través de las redes sociales. Ahora parece que la industria turística quiere sacarle partido, consciente de la viralidad de las publicaciones de estos personajes.
Así, ha nacido el término braggie, que no es más que un selfie pero en un lugar envidiable, ya sea una playa de arena blanca, un yate, un hotel de lujo o en pleno safari africano.
Conscientes del filón de esta técnica, el sector analiza minuciosamente esta tendencia, con la intención de sacar el máximo partido y tratar de incluir publicidad encubierta. O bien facilitar la labor de los asiduos a las redes aumentando la accesibilidad al wifi, creando comunidades de marcas en las que compartir imágenes o desarrollando programas de recompensa para quienes difundan fotos de sus establecimientos.
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