El control aéreo de Reino Unido y el de Canadá han decidido empezar a autorizar a los pilotos de los aviones comerciales a que escojan las rutas más económicas en sus desplazamientos, dado el bajo nivel de tráfico. El experimento, como la epidemia de Covid, no tiene una fecha de finalización establecida. No sólo es posible por la baja demanda sino también porque ahora, con los controles vía satélite, los controladores disponen de datos en tiempo real de las rutas sobre el océano.
"La espectacular caída del tráfico en el Atlántico ha brindado una oportunidad para hacer las cosas de manera diferente e introducir los cambios de manera muy rápida” explica un portavoz de NATS británico. "Nuestra esperanza es que el análisis de estos vuelos, junto con otros ejercicios prácticos, nos proporcione la base de pruebas que necesitamos para decidir sobre el valor de cambios más permanentes".
Investigadores de la universidad de Reading en Inglaterra estudiaron 35.000 vuelos transatlánticos el invierno pasado y descubrieron que permitir que los aviones aprovechen mejor los patrones de viento podría reducir el uso de combustible hasta en un dieciséis por ciento al volar hacia el este. Michael Gill, director de medio ambiente de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), dijo que los ahorros potenciales de combustible son similares a los que se esperarían de la actualización a un nuevo avión. "Estimamos que cada nueva generación de aviones aumenta la eficiencia del combustible hasta un veinte por ciento, por lo que esto podría ser similar a la introducción de un avión de pasajeros de próxima generación".
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