Veintidós años después de la caída del muro de Berlín, la capital alemana ha comenzado a agobiarse de la cantidad de turismo y extranjeros que atrae su interesante cultura y sub-cultura, su arquitectura, sus clubs, bares y restaurantes de vanguardia y otros tantos encantos que están haciendo de algunos barrios tradicionalmente populares de la ciudad un sitio demasiado caro para sus residentes originales.
Desde hace un tiempo, quienes visitan esta metrópoli pueden toparse con una curiosa pegatina con un corazón tachado entre la palabra ‘Berlin’ y la palabra ‘tú’. ‘Berlín no te quiere’, viene a decir el adhesivo, que algunos interpretan como parte de una campaña anti-turista, según La Vanguardia.
El caso es que hay un movimiento en la ciudad que lucha contra lo que se conoce como ‘gentrificación’ (del inglés ‘gentry’, que significa alta burguesía), es decir, el proceso de aburguesamiento y consiguiente encarecimiento que afecta a otras urbes europeas, como Londres, París, Roma, Madrid (caso de Lavapiés) o Barcelona (en el Poble Sec y Poblenou).
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