El 25 de mayo de 2003 robaron un Boeing 727 del aeropuerto de Luanda, sin que once años más tarde se haya vuelto a saber nada sobre su paradero, los motivos, o quiénes pudieron ser los autores del robo.
La aeronave se encontraba en el aeropuerto de Luanda, siendo reparada para su venta a Air Angola, tras haberse transformado en un avión cisterna con capacidad para 19.000 litros, con el fin de transportar combustible a las minas de diamantes del interior del país. Por aquel momento, el propietario de la nave era Aerospace Sales & Leasing, tras haberlo adquirido a su primera propietaria, American Airlines.
El mecánico y piloto de avionetas Ben Charles Padilla y su ayudante John Mikel Mutantu fueron los encargados de la puesta a punto del avión, junto a un equipo de mecánicos de Angola. Cuando estuvo reparado, Padilla y Mutantu tenían previsto probarlo por la pista, sin que despegara, ya que ninguno tenía acreditación para pilotarlo.
No obstante, el avión sí despegó; sin luces y sin autorización de la torre de control. Entró en la pista de aterrizaje y despegó tomando rumbo hacia el Atlántico. El robo del avión mantuvo en vilo durante meses a las autoridades estadounidenses, ya que solo habían transcurrido dos años desde los atentados del 11 de septiembre y pensaron que el avión podría utilizarse para otro ataque suicida, pero el avión no se encontró.
Tampoco se supo nada de Padilla y Mutantu a quienes responsabilizan del robo algunas hipótesis que dicen que debido a su impericia para manejar el avión, cayeron sobre el océano o el desierto. Otras teorías apuntan a que fue robado por terroristas o narcotraficantes que asesinaron a los mecánicos. Sea cual sea su paradero, no se supo más del Boeing 727.
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