El precio es, con gran diferencia, el factor más decisivo a la hora de comprar un billete de avión. Para la práctica totalidad de los clientes, el coste del pasaje es más relevante que la compañía aérea o la clase, especialmente en los trayectos de corta y media distancia.
Cada vez que una aerolínea lanza una campaña de descuentos, más abundantes y agresivas en tiempos de pandemia, los clientes se lanzan a la reserva de billetes. Pero hay otra opción para conseguir precios por debajo de mercado sin tener esperar a una promoción (Volotea promete igualar los precios de la competencia).
El truco, utilizado por un número creciente de viajeros, consiste en la compra de billetes con escala, normalmente mucho más económicos que los directos (hasta 100 euros), para ir a destinos a los que realmente no quieren viajar. ¿Cuál es la clave? El destino de estos astutos viajeros es el aeropuerto donde hacen escala y no el lugar de llegada que figura en su billete de avión.
Según revela El Economista, hay plataformas especializadas en la búsqueda de este tipo de vuelos. Una de las más conocidas es Skiplagged, que permite a sus usuarios “encontrar los vuelos que las aerolíneas no quieren que vean”.
Pese a los intentos de las compañías por combatir este tipo de prácticas, habiendo algunas de ellas denunciado a pasajeros que actuaron de esta forma, la justicia no ha visto nada punible. Lo que sí pueden hacer es penalizar a sus clientes con la cancelación de puntos de sus tarjetas de fidelización.
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