Hay muchos destinos turísticos cerrados para los que pudieran tener Covid; otros para los que tienen la enfermedad, pero sólo se conoce un lugar que únicamente recibe pacientes que se hayan curado de Covid. El archipiélago brasileño de Fernando de Noronha, a diferencia del resto del mundo, que exige pruebas serológicas negativas o hisopos negativos –que no tienen el virus–, aquí piden pruebas positivas.
Para pasar vacaciones aquí, según cuenta TTGItalia, además de pagar una tasa de conservación ambiental, los turistas deben transmitir los resultados positivos de una de estas dos pruebas dentro de las 72 horas posteriores: una prueba serológica que demuestre la presencia de inmunoglobulina G (IgG) realizada a más tardar 90 días antes de la llegada, o una prueba molecular positiva pero realizada más de veinte días antes.
No se trata de una excentricidad, sino que si los viajeros ya han pasado por la enfermedad, no pueden ser contagiados ni contagiar, por lo que están curados.
Este es el primer paso de la reapertura del archipiélago, en el noreste de Brasil, que deja las playas abiertas solo para grupos de hasta diez personas y autoriza a restaurantes, bares y discotecas a trabajar a la mitad de su capacidad. Las mascarillas también son obligatorias en público y cualquier persona que presente síntomas debe notificar a las autoridades del archipiélago.
Tampoco es una estrategia muy equivocada porque hoy hay suficientes contagiados y curados como para garantizarse un volumen potencial de clientes importante, que además no para de crecer.
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