Doris Schwartz, azafata de vuelo, falleció en 2013 (a los 93 años de edad) dejando una fortuna secreta. Según informa The Motley Fool, los albaceas testamentarios hallaron más de 3,7 millones de euros repartidos en diferentes activos.
Nadie conocía este patrimonio. Y es que Schwartz llevó en todo momento una vida de lo más sencilla alejada de cualquier tipo de lujo. Residió hasta el final de sus días en la casa de sus padres y siempre condujo el mismo vehículo.
Esta azafata de vuelo ha saltado a la fama no por la fortuna que amasó, sino por su testamento. La mayor parte de sus ahorros, exactamente 3,1 millones, fueron a parar tras su fallecimiento a la fundación comunitaria del Condado de York, donde residía, a fin de apoyar la educación.
A raíz de esta donación, los medios locales comenzaron a investigar el origen de su fortuna. La conclusión es la siguiente: además de su austeridad, Schwartz invirtió con enorme éxito en Bolsa gran parte de sus ganancias.
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