Lo que empezó siendo algo que parecía casi imprescindible para que un negocio turístico tuviera su supervivencia garantizada se va diluyendo por momentos. Las críticas o comentarios vertidos en Tripadvisor sobre los establecimientos parecen ser menos influyentes y el Gremi d'Hotels de Barcelona apuntan que "el consumidor ha aprendido, es inteligente, y sabe que existen críticas falsas y malas praxis de gente que hace comentarios intentando obtener réditos".
Es frecuente hacer una queja muchas veces sin fundamento y amenazar con una crítica feroz si no se consigue una mejora de categoría de habitación o alguna gratuidad. "El público ahora prefiere opiniones de más valor, de webs de reserva donde hay que haber sido cliente para puntuar. Eso sí, cuando hay notas altas se exhiben en los mostradores”, explican para El Periódico.
Con todo, los hoteleros dicen que el público prefiere consultar opiniones en webs donde se identifique al usuario. A esa autoridad sobrevenida apela Pau Arenós, cronista gastronómico de dicho diario: “Es el fenómeno tan propio de internet de yo siento que soy alguien aquí, que tengo poder. Normalmente los primeros restaurantes en el listado no coinciden con el criterio de Michelin y las guías más fiables. Todo es muy volátil y las razones por las que, por ejemplo, una heladería fue el mejor restaurante de Atenas no generan confianza. Una publicación italiana demostró que con un buen puñado de buenas críticas se podía encumbrar al primer puesto a un restaurante que ni siquiera existía”.
La plataforma trata de justificar su criterio: “Pueden quedar para cenar ocho amigos y que todos paguen a uno y este lo haga con tarjeta al local; no es justo que solo pueda compartir su experiencia una persona de ocho”, explica Blanca Zayas, directora de comunicación de la plataforma en España. Un criterio que no solo solivianta a Parisi, sino a buena parte del sector de la restauración, como constata Pere Chias, presidente del gremio en Barcelona.
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