Como si nunca hubiera habido una crisis del turismo, ni una pandemia de coronavirus, como si no hubieran existido los Ertes, 21 chicas están estos días en Portopetro, Mallorca, para la elección de Miss Tourism World Spain, según publica Julián Aguirre en el periódico local Ultima Hora, que inserta varias fotografías de las jóvenes.
Aunque los concursos de belleza son propios de la segunda parte del siglo pasado, ellas siguen con su lenguaje habitual: ilusión, anécdotas, miradas de reojo a las compañeras, futuro en las pasarelas, y todos los tópicos que conocemos desde siempre. Por ejemplo, todas están conmocionadas con la representante canaria, por el volcán, aunque ni siquiera sabemos si es de La Palma o si ha estado alguna vez en esta isla. Otra concursante dice que su abuelo antes de morir le dijo que un día ella sería una miss y ahí la tienen buscando complacer al antepasado.
La elección tendrá lugar este fin de semana, en un hotel de la zona, de cuyos detalles informa ampliamente el periódico.
Tras tanta noticia negativa y dos años de bombardeo mediático sobre los contagios, los ERTES, el SOS de los hoteles, etc., me parece estupendo que el sector vuelva a vender una imagen apetecible de nuestros destinos. Si la belleza femenina sirve para vender joyas, ropa y coches, ¿por qué no las maravillosas playas mallorquinas? Menos mal que el cenizo del redactor no se dedica a la promoción turística.