Corría el mes de mayo de 1998 cuando Simón Pedro Barceló estaba negociando con Knut Whener, responsable de la división de touroperadores de LTU, el receptivo de las mayoristas y la cadena hotelera LTI.
En un principio, el receptivo de los touroperadores de LTU parecía destinado a la agencia Ultramar Express, propiedad del grupo TUI, pero la comisión alemana anti Trust prohibió esta fusión. Fue entonces cuando la propuesta de Barceló obtuvo una mejor acogida por parte de la empresa de Düsseldorf.
En España, LTI tenía en propiedad el establecimiento La Chiripa (Canarias) y en explotación el hotel Botánico Esquizo (Canarias) y el hotel Tierra Mar (Huelva)
Con este acuerdo Barceló incorporaba en gestión a los 25 establecimientos que operaban bajo la marca LTI, convirtiéndose así en una de las cinco primeras cadenas hoteleras españolas.
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