Bután es un país rarísimo: está en los Himalayas y siempre ha estado cerrado al mundo. Recibe turistas, pero no quiere muchos. Con el Covid, el país se cerró totalmente. Por ello apenas tuvo 21 muertos.
Sin embargo, ahora ha reabierto. Este viernes pasado, llegó a Paro, uno de los aeropuertos de más difícil acceso del mundo, un avión con 23 extranjeros que fueron recibidos con un obsequio del gobierno: miel orgánica, pura, té, una tarjeta SIM de teléfonos, cúrcuma y una bolsa para todo esto.
El acceso a Bután es muy difícil y apenas hay rutas aéreas. En concreto, este primer vuelo procedía de Katmandú, la capital de Nepal.
Había otra novedad que no podemos llamar exactamente "regalo": el impuesto de 200 dólares por noche y persona por estar en el país, desde luego el más caro del mundo.
El impuesto, naturalmente, se llama "sostenible", y el país lo va a destinar a plantar árboles, a la formación de sus empleados del turismo, a la conservación de los senderos de montaña, a electrificar los vehículos de transporte y a reducir la dependencia del país de apenas ochocientos mil habitantes de las energías fósiles.
Los turistas fueron recibidos en el aeropuerto por Dorji Dhradhul, el director del Consejo del Turismo. En sus declaraciones con este motivo, Dhradhul dijo que "el turismo para nosotros no son sólo ingresos", sino una forma de contactar con el mundo. "Creemos que a través del turismo podemos conseguir apoyo y la buena voluntad del mundo".
Bután es un país de religión budista.
Fenomenal idea la grabar con 200€ la noche por turista,eso impedirá que miles de mochileros vayan a este precioso país a destrizarlo