Un espectacular circo mediático se armó en Dubái cuando un oso que viajaba en un avión de Iraqi Airways se escapó de su jaula en el aeropuerto local, a donde había llegado procedente de Bagdad. El escándalo fue tal que hasta intervino el primer ministro iraquí, quien dijo que quería investigar por qué un oso estaba viajando en la bodega de ese avión.
La compañía pidió disculpas a los pasajeros porque mientras el animal estuvo suelto, lógicamente el avión no pudo partir. Y tampoco fue fácil retenerlo. La aerolínea pidió al país que enviara expertos, quienes sedaron al animal, lo cual supuso mucho tiempo y un retraso espectacular en el vuelo. No hubo daños en el avión que, tras todo el incidente, pudo retornar a Bagdad, ya sin el oso.
La aerolínea no dio explicaciones de las razones por las que un oso volaba en ese trayecto, cuando ninguno de los dos países, ni Iraq ni Emiratos tienen este tipo de fauna. En Dubái se afirmó que cumplía con los requisitos internacionales para el transporte de este tipo de animales.
El primer ministro iraquí, Mohammed Shia Al Sudan, explicó que el ministro de Transportes de su gobierno llevaría a cabo una detenida investigación de lo ocurrido.
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Como se nota que estamos en agosto, en plena canícula.