Las playas y los deportes acuáticos frente a los resorts en la ciudad costera de Tartús son el material con el que el Gobierno de Siria, en plena guerra civil, ha elaborado un vídeo de promoción turística.
La grabación, difundida en redes sociales, ha generado enormes críticas pero también la burla por parte de los usuarios de estas plataformas. En 2015, se desplomó un 98% el número de visitantes al país, que en 2010 había recibido unos 8,5 millones de turistas que generaron el 9% del PIB.
Tras el estallido de las revueltas ciudadanas y la guerra civil en 2011, el turismo extranjero prácticamente desapareció del país. Los únicos foráneos que ahora pisan tierras sirias son yihadistas o los militares, aliados o enemigos, según El País.
No obstante, hay una porción de la población siria que hace turismo interior y, para quienes tienen un poder adquisitivo medio alto (los menos), la costa es un destino primordial, tanto en Tartús como en Latakia, donde este verano la ocupación ha sido máxima en los tres resorts existentes.
El Ejecutivo de Al Asad quiere mostrar una "Siria, siempre bella", como reza la campaña, pero lejos de las costas llenas de bañistas los enfrentamientos armados han dejado más de 290.000 muertos y cinco millones de refugiados.
Y luego habrá que pagar un rescate o repatriar el cadaver