Los pasajeros de un vuelo de la compañía Qantas que cubría la ruta Australia-Papúa Nueva Guinea se quedaron atónitos cuando al mirar por las ventanillas vieron una enorme serpiente colgada de un ala del avión.
Se trataba de una pitón de tres metros de largo, una 'amethystine' no venenosa, que apareció en el fuselaje del aparato sin saber muy bien cómo llegó allí. Al principio la tripulación pensó que se trataba de una broma pero tras asomarse a la ventanilla comprobaron que el animal era de lo más real.
El viaje sin embargo no tuvo un final feliz para el inesperado polizón. La serpiente acabó muriendo tras sufrir gélidas temperaturas de hasta menos 12 grados y rachas de 40 kilómetro por hora. Un pasajero que grabó lo ocurrido dijo que el viento sacudía con tanta fuerza a la pitón contra el costado del avión que dejó una mancha de sangre.
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