Andalucía acoge la reconocida como la Semana Santa más llena de emociones y belleza, y en cada una de sus capitales de provincia sobresalen varios momentos como los imprescindibles para elevar el placer espiritual y de todos los sentidos.
La tradicional y multitudinaria “madrugá” de Sevilla, o la pasión con el “Señor” de Málaga, El Cautivo, son algunos de los mayores iconos de la Semana Santa andaluza, pero también el seguimiento el paso del Cristo de los Gitanos en las colinas del Sacromonte de Granada, o sobrecogerse en Huelva con la solemnidad del “Santo Encierro” durante el Viernes Santo.
Del mismo modo, otro momento cumbre se ubica en Jaén con la salida de “El Abuelo” la madrugada del Viernes Santo desde su Catedral, igualmente a lo que ocurre en Cádiz con la conmovedora pasión y entrega de sus cofrades y hermandades.
La experiencia sensorial llega también a máximos en las calles de Córdoba gracias sus silencios, los cantos de una saeta o con el sonar de las campanillas del capataz, en una exaltación de emociones que en Almería tiene su cima cuando se es testigo de excepción de los encuentros los recorridos procesionales de sus cofradías.
Desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección, Andalucía se transforma y los andaluces salen a la calle para celebrar su Semana Santa, con una devoción que se refleja en la magia con la que alcanzan una de las mayores riquezas artísticas que pueden presenciarse hoy.
Durante estos siete días de Semana Santa, los visitantes que cada año acuden a una de las mayores manifestaciones culturales se encandilan con las imágenes que se pasean por las calles entre las luces de los cirios, el colorido de las túnicas de los nazarenos y la música de las bandas de tambores y cornetas.
Pero si algo queda también retenido en el corazón del espectador son los olores únicos de esta semana de pasión, mezcla del incienso y el azahar, unido al esmero de cada hermandad por engalanar su paso con las más esplendorosas flores para llevar al tope el encanto estético.
Desde la salida de sus templos hasta su recogida, las horas de estación de penitencia son el resultado de meses de preparación y ensayos donde cada participante en su respectivo rol logra trasladar un conjunto de experiencia centenaria y sin parangón en el mundo.
La coordinación de una enorme suma de pasiones y tradiciones provoca un embriagador trance que queda grabado para siempre de todo aquel que tiene la suerte de vivir el cúmulo de representaciones que componen la Semana Santa andaluza.
Las Esperanzas de Triana y la Macarena en Sevilla, junto al Jesús del Gran Poder, son ejemplos de generar estas sensaciones en la noche del Jueves al Viernes Santo, de igual modo que puede decirse en Málaga con el suave movimiento de la túnica Blanca del Cautivo.
Pero cada día y en cada rincón de Andalucía, desde las mayores ciudades hasta en sus pueblos, la magia se extiende por igual con una mezcla de elementos comunes y al mismo tiempo de singularidades de cada municipio, que hacen de esta Semana Santa la mejor forma de disfrutar de la Pasión de Andalucía.
Contenido ofrecido con la colaboración de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía
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