La dimisión de la primera ministra británica, Lizz Truss, ha sido aprovechada por el sector turístico del país para trasladar sus peticiones al nuevo equipo de gobierno. Ha abandonado el mandato sólo 44 días después de su nombramiento. (UK: la marcha de Boris Johnson, una oportunidad para el turismo)
La Asociación Británica de Agencias de Viajes (ABTA) ha remitido un escrito al ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, recordando que las empresas del sector acaban de salir de la crisis de la pandemia, y no han podido recuperar sus posiciones financieras al mismo nivel que otras áreas de la economía británica.(Panorama desolador para las agencias de viajes de Reino Unido)
Esto podría dificultar que las agencias se vean incapaces de hacer frente a los prestamos concedidos en los últimos años. Unos créditos, que están avalados al 80% por el ejecutivo, por lo que el Estado podría verse muy perjudicado si estas se declaran insolventes.
“El nuevo primer ministro debe aprovechar la oportunidad de utilizar la declaración completa del presupuesto a finales de este mes para establecer un plan que ayude a las empresas a seguir recuperándose de la pandemia y facilitar su crecimiento”, ha exigido el director ejecutivo de la asociación, Mark Tanzer.
A su juicio, “permitir que las empresas se hundan sería costoso para el gobierno y sacrificaría el potencial de crecimiento del sector y de la economía”. Por ello, clama medidas que mitiguen el impacto del fuerte incremento de los costes, principalmente el de la factura de la luz.
Las principales peticiones son la extensión de las actuales ayudas a las tasas comerciales basadas en el comercio minorista más allá del final deabril de 2023; apoyo empresarial a operadores turísticos, que no han sido auxiliados hasta la fecha existentes; congelar el impuesto sobre los pasajeros aéreos; y fomentar un enfoque comprensivo con las empresas que tienen dificultades para pagar las deudas en los próximos meses.
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