Cada año el consejo de administración de Booking, antes Priceline, envía un informe a sus accionistas asistentes a la junta general, con los riesgos de futuro que aprecia la compañía. Es una obligación legal. Cualquiera que lo leyera, comprendía que el modelo de la empresa es típicamente de nuestros tiempos: dura lo que dura, o sea desde que se lanza hasta que alguien lo derriba (Booking a los hoteles: se acaba la paridad de precios).
Booking explica a los accionistas en esos informes anuales que es perfectamente posible que la compañía caiga en desgracia en meses, porque así es la naturaleza del mundo digital. La empresa no hacía tanto énfasis en el tipo de contrato que tenía con los hoteleros como en los riesgos legales que sufría en muchos países. Recordemos que Turquía, por ejemplo, la echó del país por no tener una delegación allí, dado que, aunque puede tener oficinas, Booking se basa en Ámsterdam y vende absolutamente en todo el mundo. El informe también explica e insiste en la urgencia en ser los líderes en tecnología, porque los clientes si encontraran otro portal un poco mejor, se irían. O sea, todo con alfileres. Claro que cualquiera daría mucho por un negocio tan rentable, aunque sea efímero. Que no está claro que lo vaya a ser.
Y, por supuesto, como también le ocurre a Airbnb o a Uber, en ámbitos diferentes, están en manos de los legisladores de cada ámbito, que pueden acabar con su modelo en cualquier momento. El éxito lleva a dominar el mercado y eso siempre es malo.
Esto es lo que ha pasado en Europa: el modelo de exigir las mejores condiciones contractuales se ha acabado por imperativo legal. De modo que Booking ni siquiera ha querido iniciar un costoso camino de defensa judicial, sino que ha optado por probar si con tecnología y buen servicio puede seguir siendo competitivo. O sea que nace un nuevo Booking, ahora sin armas todopoderosas.
En todo caso, esta es la oportunidad de sus rivales para intentar recuperar terreno. Y probablemente sea también la oportunidad para los metabuscadores que ofrezcan al cliente final el precio más bajo y después reenvíen al portal en cuestión. Si es que Booking no ha pensado ya en esta solución, mediante un Kayak de hoteles.
Ya son los dueños del cliente final y de la presencia en Google, los contratos con los hoteles les preocupan poco, o nada, ellos mandan. Lo que ponen en la carta a accionistas es puramente táctico, su acción cotiza por las nubes, todos sus directivos se han hecho megamillonarios y con esos avisos se protegen de pleitos por si algún día vienen mal dadas, pero no vendrán.
Como bien sabe, Booking es lider, y la que mejor continua a trabajar. Sin embargo, hay mas jugadores en el mercado, en concreto la entrada en escena de Google està trayendo consecuencias, ya que muestra comparativa de precios, donde el consumidor va a site del establecimiento o a otros canlaes mas baratos..
En todo caso, para siempre seguramente sea demasiado tiempo...P ej Nokia, GMC, Imperio Romano, ...