Un grupo de 364 clientes de Estados Unidos ha demandado a Hertz, la arrendadora de coches, por la pesadilla que la negligencia de la compañía les hizo sufrir y que, al parecer, es parte del caos operativo que está viviendo la empresa.
Varios clientes fueron detenidos y encarcelados durante horas por la policía porque, supuestamente, habían robado sus coches a Hertz. No era verdad, pero Hertz no tenía actualizados sus archivos y no le constaba que se habían alquilado. En otros casos, en los coches verdaderamente robados, cuando los recuperaba, los volvía a alquilar sin notificar que ya se había regularizado la situación, de manera que los clientes se encontraban de pronto perseguidos por la policía y, lógicamente, tratados como delincuentes.
Las víctimas, una vez superado el susto, presentaron una demanda colectiva contra Hertz, empresa que cuando conoció lo que ocurría se rascó el bolsillo, pagó 168 millones de dólares en generosas compensaciones y evitó que un juez le sacara los colores.
Hertz ha vivido un infierno económico como consecuencia de la pandemia y, muy especialmente, de su decisión en 2021 de electrificar su flota. Esto causó una caída de clientes y grandes pérdidas que a su vez supusieron el despido de su máximo ejecutivo, Stephen Scherr. Su máximo rival, Avis, ha ganado dinero, mientras Hertz se ha visto obligada a vender sus coches eléctricos una fracción de su precio de compra para volver a la gasolina.