El dilema de Hidalgo padre: su legado o mantener estatus

Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, está mostrándose más partidario de vender que su hijo Javier, al contrario de lo que había ocurrido hasta hora. Así lo vienen exhibiendo en las últimas reuniones que han tenido en las últimas semanas, para sorpresa de los potenciales compradores. Según ha tenido constancia preferente.com, han habido varias conversaciones para tal fin, recibiendo a alguno de sus invitados incluso en la casa familiar de Madrid.

En estas reuniones, el patriarca y el CEO están mostrando abiertamente sus posturas distantes, sin cortarse por la presencia de público, como es habitual en ellos. El más llamativo de los encuentros ha sido el que han mantenido con el mayor emisor asiático, que tiene una firme voluntad de comprar empresas en España. La familia que dirige Globalia está pudiendo comprobar que, pese a los números, su división emisora interesa a los gigantes de la industria.

Javier Hidalgo reconocía desde Argentina hace unos días la exclusiva de preferente.com sobre la reunión con el presidente de Iberia, para luego poner énfasis en que, pese a ello, Globalia no está en venta. Es la postura que ahora ha decidido mantener públicamente, después de que le haya cogido el gusto a ir por el mundo como CEO del grupo español que más factura. Su padre, en cambio, cree que puede haber llegado la hora de hacer caja para centrarse en negocios más rentables como el hotelero (Hidalgo: “No solamente IAG se ha interesado por Air Europa”).

En esas están también sus dos hijos, uno centrado en Cancún y María José en Cuba, además del propio patriarca en República Dominicana. Hidalgo padre es muy consciente del poder que en su grupo puede tener el banco Santander, y ahora se muestra preocupado por el legado empresarial que dejar. Piensa que en manos de un gigante de la industria, sus empresas menos rentables pueden tener recorrido, y él pasar a la historia como el fundador de marcas que pervivan mucho.

Hasta ahora, y pese a la multitud de amagos y reuniones para vender en estos últimos años, nadie de su círculo cercano se ha creído que a la hora de la verdad el patriarca se fuera a lanzar a una venta. Su gen no es vendedor, sino comprador, decían siempre en privado. Pero ahora, cada vez más retirado pero aún con la mayoría del capital, cobra más fuerza la respuesta al dilema entre mantener el estatus que le da sobre todo ser el dueño de Air Europa, frente al del pensar en el legado.

El asunto del estatus ha estado presente en muchas de las conversaciones sobre vender la empresa. Las ha habido con los gigantes alemanes de la industria, con los italianos, con rusos, con chinos y con jeques. La fórmula de vender pero con el patriarca siguiendo unos años figurando como presidente de Air Europa daba la solución a su dilema, pues le permitía una gran entrada de dinero sin perder moqueta. Con ella vería más posibilidades a salvar su legado, reduciendo el riesgo de perder el estatus. Pero su hijo Javier, sin acciones del grupo, dice en público querer seguir adelante, a excepción de con las agencias (Hidalgo reconoce que Halcón sigue siendo su peor negocio).