El esperpento de Javier Díaz, Rafael Montoro y los dueños de Wamos

No asistimos a un sainete ni a un vodevil porque con 1000 personas de por medio no hay argumento ni para la risa ni para la diversión. Lo que Javier Díaz, los dueños de Wamos y en menor medida Rafael Montoro, están protagonizando es un tremendo esperpento que en nada favorece a los cientos de trabajadores del grupo, a un sinfín de proveedores y a un sector turístico en permanente estado de asombro y estupefacción.

¿Es Rafael Montoro el tapado de Javier Díaz en su enfrentamiento con Springwater, fondo propietario de Wamos?. El dueño de Gowaii desmiente que vaya a fichar al ex director general de Wamos. Es más, Díaz manifiesta que no tiene puesto para él. Rafael Montoro, por su parte, también lo niega. Montoro asegura que Gowaii se encuentra al margen de su demanda. Sin embargo, en el Sector se da por hecho que Montoro está con Díaz.

Vayan o no de la mano, estén o no conchabados, lo cierto que el dueño del grupo Gowaii y los dirigentes del fondo Springwater mantienen en un sinvivir a sus trabajadores y a sus proveedores. Ya no hay diferencias verbales entre uno y otros: ambas partes van a saco en sus incontinencias y excesos. El empresario de Las Hurdes pierde muchas veces la fuerza por la boca y los de Springwater no quieren ser menos en este sentido.

Javier Díaz estuvo en la primera semana de febrero en Londres reunido con un fondo. En aquel momento trascendió que el encuentro fue para captar dinero para hacerse con un hotel céntrico del Madrid financiero. Luego se llegó a decir que fue a la capital del Reino Unido a por dinero de un fondo para quedarse con Wamos. Este grupo es hoy por hoy clave para el funcionamiento de Gowaii, pues es su principal fuente de ingresos.

Preguntarle al empresario de Las Hurdes a qué fue a Londres es pedirle peras al olmo: responderá que no ha estado con nadie de la City y que él no habla inglés. Díaz, quien fue el que buscó a Gruschka para competir con Fluxá para hacerse con Nautalia y Pullmantur Air, es más listo que inteligente—ahí está su rápido posicionamiento en el Sector—pero es un tanto friki. Y sin llegar al extremo de José María Lucas, miente más que parpadea.

Javier Díaz llama grotescamente Springvater al fondo presidido por Martin Gruschka. Han leído bien y no es un error de transcripción: Springvater. El dueño de Gowaii va diciendo por ahí que el juicio lo tiene ganado—por cierto, si negó a un medio digital servil que no iba a demandar a este fondo, ¿por qué dice ahora que va a resultar victorioso de la denuncia?—y que Wamos acaba en su zurrón. Por la boca muere el pez de Las Hurdes de las aguas revueltas.

El fondo tendrá mucho que aclarar si sólo un cuarto de la mitad de las cosas que dice Montoro en su demanda son ciertas. Algunos de los representantes de Springwater—Casasnovas , entre ellos-- han metido la pata con sus salidas de tono con gente ajena a los enemigos de Díaz y Montoro. El problema de los que son ligeritos de boca es que sus comentarios tienen efecto boomerang. O sea, que acaban volviéndose contra ellos. Al tiempo.

Hasta que no se baje el telón valleinclanesco, los competidores de Wamos y Gowaii van a disfrutar del esperpento que representan en los escenarios mediáticos estos protagonistas de perfil bajo. Los trabajadores y los proveedores seguro que no. O igual el día díez de marzo se llega a un acuerdo en el acto de conciliación con Montoro e incluso una solución pactada con el extremeño que trajo a Gruschka… ¡¡Y a Montoro!! De traca.