Las calles están a rebosar, los hoteles no tienen plazas libres, Belén ha vuelto a ser lo que era. Hay tensiones entre Israel y Palestina, pero eso es tan habitual que no está teniendo efecto sobre la presencia de viajeros.
El presidente de los hoteleros de Belén, Elias Arja, dijo a los medios que hay auténtico interés en volver a visitar Tierra Santa, tras años de pandemia y restricciones para viajar.
Los locales esperan que este sólo sea el inicio de un 2023 que les devuelva la completa normalidad que, en este lugar del mundo, suele caracterizarse por los conflictos periódicos entre los palestinos y las autoridades israelíes.
Ahora mismo, a una semana del momento de más importancia para el cristianismo, las calles están llenas. Grupos numerosos de visitantes de todos los continentes caminan por las calles de la villa en la que nació Jesucristo. Un gran árbol de Navidad se alza en la plaza Manger, mientras los turistas se fotografían.
Belén tiene como momento de máxima demanda turística la Navidad, aunque en Semana Santa, sin ser protagonista, también recibe muchos grupos.
En la última semana antes de las Navidades, el ministerio de Turismo israelí espera unos 120 mil viajeros cristianos en el aeropuerto de Tel Aviv, por el que deben pasar prácticamente todos los visitantes que van a Belén.
Pese a que la actividad casi es normal, los números aún dicen que sería necesaria una ligera mejoría para empatar con los años habituales.
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