Los ministros de Asuntos Exteriores discutirán esta semana en Praga si aplican o no un cierre completo a las entradas de turistas rusos, como demandan algunos países (La UE baraja prohibir la entrada a los turistas rusos).
La idea, que se debate desde este martes en una reunión de dos días, tiene bastante oposición, por parte de quienes dicen que así se impide la salida a los opositores rusos. Actualmente, ya está en aplicación una restricción a las visas que se conceden, especialmente para personajes públicos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha pedido a Europa que cierre sus fronteras a todos los rusos, diciendo que "deben de vivir en su propio mundo hasta que cambien su filosofía". "Los rusos, mayoritariamente, apoyan la guerra", aduce el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba. "Dejemos que los rusos disfruten Rusia".
Finlandia, el país de la Unión con más frontera directa con Rusia, aplica desde este jueves pasado una restricción en el número de visas que concede, a sólo mil diarias, pero su impacto es mínimo porque los demás países de la Unión no aplican restricciones y Finlandia ha de admitir viajeros con visados del resto de Europa (Helsinki, el aeropuerto de escape de los rusos ricos).
Letonia, Lituania y Polonia han dejado de emitir visas a los rusos.
Las visas europeas concedidas a ciudadanos rusos normalmente duran 90 días y cubren toda Europa, incluida Noruega y Suiza. Los países que no están en el acuerdo de Schengen, como es el caso de Irlanda, quedan excluidos de estas medidas.
Hungría, por su parte, mantiene su política de visas para Moscú y ha anunciado su oposición a los acuerdos propuestos para la reunión de Praga.
Más de uno está arrepentido de las sanciones impuestas, y se darán cuenta más cuando llegue el crudo invierno y bajen los lobos
La Unión Europea tan unida como siempre.