No había llegado el Covid y la propiedad ya había echado al director general de Expedia y se había arremangado para acabar con un mundo burocratizado que estaba llevando la compañía a una situación financiera preocupante, desde luego mucho pero que la de su gran rival, Booking. El Covid fue la guinda que sumió a la primera agencia de viajes virtual del mundo en el caos.
Pero las medidas que se han ido adoptando están empezando a dar resultados, pese a las pérdidas de unos cien millones de dólares mensuales, una barbaridad pero lejos de los 250 millones del año anterior, cuando parecía que la compañía podría tener los días contados.
Pero las cosas están cambiando. Y no sólo por el Covid, aunque su alivio está edulcorando los resultados. La compañía tuvo nada menos que unas operaciones brutas de 21 mil millones de dólares, 2.100 en facturación neta. Y de ellos, perdió 130 millones operativamente, hasta los trescientos millones en el trimestre después de contabilizar otros conceptos.
Peter Kern, el accionista que está al frente de la compañía, dijo que “en el segundo trimestre de este año vimos una mejora generalizada de la facturación y las operaciones en varios segmentos, con Norteamérica mostrando un dinamismo muy especial”. América, pese a que sigue cerrada para los viajeros internacionales, es en sí misma un continente y se ha recuperado incluso teniendo en cuenta que está un poco peor que Europa en su lucha contra el virus.
Kern, al presentar los resultados, dijo que “los alquileres vacacionales en Estados Unidos han funcionado muy bien y también el alojamiento tradicional ha ido bien. Lo que sigue flojo –añadió– es el turismo internacional y muchos mercados pequeños. Igualmente, el alojamiento más barato está aún retrasado.”
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