Pese a las protestas y la controversia, ha comenzado a operar Isla Canua, un nuevo tipo de turismo que tiene lugar en una isla artificial, flotante, situada frente a Cannes, en la costa Azul francesa.
La inauguración tuvo lugar este jueves pasado, en una fiesta lujosa, al nivel del cliente al que aspira este enclave. La isla es en realidad un gran trimarán de 1.750 metros cuadrados situado a unos 600 metros de la costa, con dos pisos, y que puede dar cabida a 350 personas. Dispone de restaurante, bar, piscina de agua dulce y un amplio abanico de actividades de entretenimiento y ocio.
La iniciativa generó una intensa oposición por los riesgos que puede tener para la flora y fauna del lugar en el que está situada. Se recogieron firmas por lo que se denominó “aberración ecológica”, según publica L’Echo Touristique, un portal turístico francés.
Los tribunales bloquearon el proyecto durante un tiempo, al punto de que los promotores estuvieron a punto de abandonarlo. Pero finalmente consiguieron las autorizaciones. No obstante, hay una fuerte oposición, incluso de los alcaldes la zona, entre ellos el de Niza o el de Toulon, que denuncia la “explotación comercial del medio marino”.
Hay que recordar que este enclave no pertenece a ningún municipio y, por lo tanto, no paga los impuestos locales como los comercios que se encuentran en tierra firme.
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Y luego Francia pone problemas a los alquileres turisticos.