Con el inicio del año, Grecia estrenó una nueva tasa turística, por decisión del Gobierno conservador de Kyriakos Mitsotakis. Curiosamente, el anuncio se hizo público en una feria turística, como si fuera un atractivo más (Malestar de las agencias con Volotea por las cancelaciones de vuelos en Grecia).
El nuevo impuesto se llama “tasa climática” y pretende que los turistas se hagan cargo de los efectos que tiene su actividad. El nuevo impuesto va acompañado por la supresión del antiguo impuesto a las habitaciones hoteleras, que queda reemplazado por este que, también, se aplica en los alojamientos.
En parte es cambiar todo para que nada cambie, pero en parte es también un aumento de la recaudación. Lo que se paga variará por el nivel del hotel y se espera que genere 300 millones de euros anuales.
El hecho más particular es que este es uno de los primeros gobiernos conservadores en el Mediterráneo que promueve un impuesto que habitualmente está defendido por los partidos políticos de izquierdas. Y además lo hace invocando el cambio climático, habitualmente materia para los progresistas.
Hay una diferencia, no obstante: los turistas de plataformas como Airbnb sí van a pagar esta segunda tasa mientras que no pagaban la primera.
Durante los meses de temporada baja, desde noviembre hasta el inicio de marzo, Grecia mantendrá los mismos tipos que tenía antes en el anterior impuesto, pero para el verano habrá un incremento. Los operadores del mercado y el Gobierno han dicho que estarán expectantes para saber si hay o no un efecto sobre la demanda.
En los dos impuestos, el destino final del dinero es ambiguo, por mucho que la legislación hable de combatir el cambio climático.
Una cosa es predicar y otra dar trigo, que decía mi padre. Aquí en cambio se lleva el sectarismo hasta el fondo, da igual el color político, que además da votos. Sin embargo aquí no deberían "alucinar" con esta tasa, el anterior gobierno afin al medio, se pasó el dogma por el forro y subió impuestos sin el menor remordimiento, pero una cosa es gobiernar y otra predicar, que eso se lleva mucho, además alentado por los medios afines.