Italia, como toda Europa, está limitando el acceso en coche a los centros de las ciudades. Pero como no había una reglamentación general, la nueva situación se estaba convirtiendo en un galimatías porque cada municipalidad aplicaba sus normas propias, ignorando a las demás.
Ahora el Gobierno se ha puesto a legislar lo que se va a denominar ZTL, o zonas de tráfico limitado. Y la norma será igual para toda Italia.
Por supuesto, esto siempre supone restricciones para los coches, más si son de gasolina. Pero el lío viene con los autobuses. O, mejor dicho, con los autocares de turistas. La Federación de Turismo Organizado ha puesto el grito en el cielo porque mientras los autobuses tienen acceso libre, lo cual era de esperar, los autocares de turistas quedan excluidos de los centros, lo que genera un problema importante.
Tampoco es así: no quedan excluidos. Lo que hace el gobierno es poner un impuesto por entrar en las ZTL: a más barata esta tasa, más fácil el acceso; a más cara, más restrictivo. Y ahí viene la protesta porque los precios supondrán que una visita al centro de un autocar costaría 480 euros.
“Esto es no mostrar la debida sensibilidad hacia un segmento clave del turismo organizado. Habíamos pedido una reforma que estandarizara los criterios de acceso a las zonas de tráfico limitado (ZTL). Pero en lugar de ello vamos hacia una norma que discrimina de forma inaceptable esta categoría del transporte turístico por carretera”.
Los empresarios turísticos aducen que si se excluyen los autocares, la alternativa para acceder al centro para los turistas son los taxis, el transporte en unas líneas de bus que no conocen ni entienden, o que dejen de viajar”.
Las nuevas normas, aún en fase de debate, “acaban multiplicando desproporcionada mente las tarifas tanto en comparación con los vehículos ligeros como incluso respecto de los camiones. Sin embargo –dicen los empresarios—un autobús turístico, con el mismo volumen de emisiones, no contamina más que otro vehículo pesado y contribuye a descongestionar la ciudad de vehículos privados. No es casualidad que estos autocares sueltan ser complementarios al transporte urbano colectivo”.
Para que se hagan una idea, hoy un autocar turístico paga 150 euros para cruzar una zona limitada de Milán y 160 en Roma. Ahora, con la nueva ley, este precio subiría a 480 euros.
Pues que la gente camine,que quieren el transporte puerta a puerta
Bravo! Pedrito y los gobiernos autonómicos, tomen nota!!!
Lo de poner precio para acceder al centro nada tiene que ver con ecología o emisiones. Es un impuesto más, y en segundo lugar se le busca una supuesta justificación para que quede bonito. Y punto.
9 euros por ocupante parece un poco alto, la verdad.