La vuelta de la ITB de Berlín tras cuatro años desde 2019 sin celebrarse ha dejado entre los asistentes una percepción de descenso del aura que históricamente la ha catalogado bajo el mito indiscutible como mayor feria turística mundial.
Pese a probablemente mantener este estatus, la edición en curso ha transmitido la sensación de una menor afluencia de público, en la primera vez que se ha concentrado en los profesionales, evitando al consumidor final.
El sentir entre los consultados por Preferente es que tanto la pasada WTM de Londres como Fitur en Madrid exhibieron un mayor vigor como reflejo del resurgir turístico que viene caracterizando al sector en los últimos meses (Llenazo hotelero en Madrid por la celebración de Fitur).
En Berlín esta pujanza se ha mostrado de una forma menos vibrante, con una asistencia más reducida en los pabellones de España, América y Caribe, en contraste con los de Oriente Medio y los de empresas, que si bien ya venían registrando un lleno en ediciones pasadas, en esta no se ha llegado a niveles prepandemia.
Algunos profesionales del sector han atribuido esta bajada al hecho de cierta pérdida de pulso tras tres ediciones consecutivas canceladas, unido a los elevados precios de hoteles y al de los billetes ante la escasez mundial de aviones ante una demanda disparada.
Asimismo, la proliferación de ferias por todo el mundo, con un acusado auge de algunas regionales como las de Oriente Medio, Asia y Latinoamérica, unidas a las de segmentos, se han considerado como otros factores para explicar este descenso, en línea con las tendencias geopolíticas de mayor multilateralismo y menos potencia hegemónica de un solo actor.
La expedición española ha sido más reducida
El mercado emisor alemán, de igual manera, viene perdiendo fuerza en los últimos tiempos, a lo que se une el auge tras la pandemia de la venta directa en detrimento de la turoperación, y al crecimiento del teletrabajo y las videollamadas.
La expedición española, ante ello, también ha sido más reducida, sin ni siquiera la ministra del ramo, ni varios de los principales propietarios hoteleros, que históricamente nunca perdonaban su asistencia a tierras teutonas los primeros días de marzo.
Mercados como el francés, el italiano o el holandés, que para España venían considerándose como alternativos frente a los dos principales como el británico y el germano, vienen en contraste ganando cuota, lo que está obligando a redistribuir la prioridad en la presencia a ferias.
La delegación patria se ha mostrado satisfecha en cualquier caso del ritmo de las reservas de cara a la temporada alta, pero al mismo tiempo siente con más vigor la amenaza de la gran ofensiva de Arabia Saudí para poner todos los medios en crear un nuevo y lujoso destino, para lo cual ya está llevándose al talento español a base de triplicar salarios.
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Las ferias turisticas cada vez tienen menos sentido.
¡Gatillazo en el Mobile World Congress! ¿Será también por los altos precios de hoteles y vuelos? Aquí no se evitó a los visitantes no profesionales y aún así la asistencia ha sido muy menor. ¿España en crisis?
Ahora leo que Juan Ferrer ha declarado en la ITB de Berlín que el turismo en Mallorca se encarecerá este año un 33% tanto los vuelos como la comida y el alojamiento. Pues por aquí no he leído nada de esto. ¿Será que no es noticia? Se ve que no interesa asustar al turista.