Entre Europa y Japón hay un abismo en todo. También en la mentalidad comercial. Esto tal vez explique el conflicto que vive el país generado por su campaña de promoción del turismo en medio de la pandemia.
Yoshihide Suga, el primer ministro, lanzó una campaña para promover el turismo bajo el nombre Go to Travel (Vamos a Viajar, en una traducción un tanto libre). La idea es recuperar la economía lo antes posible. Pero ha habido problemas: después del lanzamiento, el número de casos de Covid se incrementó notablemente, aunque no está claro que haya una relación entre la campaña y los casos.
Sin embargo, muchos japoneses creen que este no es el momento para intentar relanzar la economía porque aún hay muchos riesgos para la salud. El Gobierno paralizó la campaña en dos ciudades en las que las cifras de contagios eran elevadas, pero no en Tokio, por ejemplo. Incluso se ha indicado que el programa, que incluye muchas subvenciones para que la gente vuelva a viajar, se extendería más allá del final de enero. Suga dijo a un grupo de empresarios turísticos que “vamos a ampliar nuestro apoyo al turismo que es indispensable para la economía”.
Sin embargo, las encuestas dicen que el apoyo al primer ministro está cayendo, probablemente por cómo está gestionando la pandemia.
La polémica abarca otros programas de promoción del turismo, que buena parte de la población considera que son prematuros.
Por otro lado, Suga tiene problemas porque su predecesor, Shinzo Abe, de quien era mano derecha, está teniendo problemas judiciales.
Japón y Europa (es mucho decir teniendo en cuenta que un sueco y un español tenemos más bien poco que ver, por ejemplo) pero entre el país oriental y España hay una galaxia de distancia, allí no se improvisa, aquí se hacen la cosas sin planificación y como vienen, solo por decir algo que nos distancia que es casi todo, desde la tierna infancia hasta la madurez. Un japonés y un español medio somos como el agua y el aceite.
Las encuestas, las encuestas y las encuestas. Hay que hacer lo que hay que hacer y dejar se de encuestas, que no sabemos ni quién las hace, ni a quien preguntan, ni de qué manera.
Si hasta en las elecciones ya han aprendido a condicionar a los votantes (EE.UU. o Brexit son ejemplos documentados) imaginen en las encuestas.
Hay una peli muy buena "Our Brand is Crisis" al respecto.