La parálisis turística china se agudiza con más Covid

Todos los países del Extremo Oriente, incluso los más radicales, han ido abriendo sus puertas a tener algo más de contagios. Todos, en definitiva, están siguiendo la senda occidental. Menos uno, China. Y el silencio no debe ser interpretado como que se actúa en silencio. No, estos días las restricciones han vuelto a endurecerse. Pese a que en todo el país se están registrando algo más de mil casos de Covid por día (mil casos, no mil enfermos ni muertos, sino mil positivos) (China se abre al dinero extranjero en el turismo).

Pero esta misma semana, en un día concreto, algo más de doscientos millones de personas tenían restricciones de movilidad, con un potente efecto en la economía.

Vean la situación en la conocida ciudad de Wuhan, donde apareció el virus por primera vez. Esta semana están registrándose casi 25 nuevos casos diarios de Covid, por lo que ochocientas mil personas se han visto confinadas en sus casas para frenar la expansión. Lógicamente, China así no tiene ni turismo emisor ni turismo receptor, no sólo con el extranjero sino incluso dentro del país.

También en Wuhan hubo algún caso de Covid aparentemente relacionado con la venta de carne de cerdo, por lo que se ha suspendido el comercio de esta carne, generando toda clase de distorsiones en el mercado de alimentos. Pero como algún científico chino maneja la teoría de que la trasmisión del virus puede tener lugar en los mercados de frutas, se ha prohibido la apertura de toda tienda de verduras o frutas, lo cual complica aún más la vida.

Las empresas y los ciudadanos individuales están viviendo situaciones de histeria porque basta un caso para generar una locura. Es lo que ha pasado con el parque temático Universal Resort, en la capital, que fue cerrado este miércoles porque un visitante dio positivo. No hablamos de un empleado, sino un visitante.

Los medios de comunicación prácticamente alaban al unísono las políticas públicas, pero los periodistas extranjeros no cesan de escuchar críticas por parte de ciudadanos hartos de estos casi tres años de encierros y perjuicios económicos porque, aunque los test son gratis y abundantes, los efectos de las clausuras y los confinamientos quedan a costa del afectado.