La psicosis por el virus puede provocar miles de despidos turísticos

La psicosis social, el pánico desmedido, o si se quiere llamar también alarmismo exagerado por el coronavirus, amenaza con provocar una gran crisis turística, puesto que con este aluvión de imágenes y sensacionalismo en las televisiones y los periódicos resulta difícil que nadie se plantee viajar, coger un avión o incluso alojarse en un hotel, y no digamos ya irse de crucero.

El desplome del consumo de viajes que ya están apreciando agudamente estos días amenaza con prolongarse una vez los nuevos casos de coronavirus vayan confirmándose por toda la geografía nacional y también la mundial, y los medios sigan enseñando hoteles en cuarentena, con huéspedes sin poder salir, y enfatizando cada caso como el primero en esta ciudad, el primero de este perfil, el primero inconexo con otro, etc.

El consumidor está recibiendo estos días de forma incesante imágenes que retraen los viajes, que les llevan a sobreponderar en sus pensamientos los peores escenarios del riesgo de meterse en un hotel y tener que estar dos semanas encerrado, o de subirse a un crucero y no poder bajar en varios días, o coincidir con un italiano o un chino en un avión sin poder alejarse.

Jubilados y también jóvenes están viéndose muy afectados por un consumo televisivo tendente a generar más alarma para atraer audiencia en lugar de ofrecer una visión más realista del coronavirus respecto al resto de gripes comunes, y la consecuencia es que esta retracción de la demanda ya está hundiendo los ingresos de empresas turísticas, con la expectativa de que esto se alargue no se sabe hasta cuándo.

La consecuencia es que una mayoría de empresas turísticas se expongan no generar ingresos por encima de sus costes, y tengan que arrancar con una oleada de despidos en el sector que más trabajadores emplea en España, lo que puede extender a toda la economía la crisis que ahora mismo vive un sector tan descuidado políticamente como es el Turismo.

Los gobernantes deberían concienciar a la sociedad de que mucho peor impacto que el coronavirus, con una mortalidad mínima a diferencia de por ejemplo el ébola, es el hundimiento de la economía, fruto de desplomar el consumo normal, con un impacto enorme en el paro, los salarios, la recaudación fiscal y el sostenimiento de los servicios públicos.

Y los líderes turísticos y empresariales, en vez de prohibir los viajes, deberían aprovechar su posición para transmitir una normalidad más acorde a la realidad de la situación, e incluso aprovechar un escaparate como la ITB de Berlín, la mayor feria turística mundial, para lanzar un mensaje de tranquilidad, proporcional a la gravedad de los hechos puestos en contexto.